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octubre 24, 2019

Todavía y siempre venezolanos

Quizá, cuando el final esperado aparezca, nos miraremos sin reconocernos.

Hemos sufrido tanto que nuestras lágrimas han cambiado nuestros rostros. Somos otros.

Tanta arrogancia nos ha pisoteado el ánimo que cuando nos encontremos seremos solo restos de quienes fuimos alguna vez.

Así nuestras pupilas verán apenas pedacitos de eso que fuimos reflejados en los charcos de esperanza de otros.

Seremos vacíos en vacíos, miradas a los mismos ojos perdidos entre recuerdos que insistimos en mantener.

Nos abrazaremos, incontenibles, y nos llamaremos venezolanos, eso nada más, como quien reconoce un estandarte muy a lo lejos y sonríe. 

Allí, de seguro, saltará alguien con la pregunta incómoda: ¿pero cómo llegamos a esto?