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mayo 21, 2010

Ejercicio verbal en pretérito con Salmerón de pretexto

Ha mirado ese mismo horizonte turbio desde hace 3 años. El lejano azul, el verde imposible. Si dentro de él se mirara, podría sentirse el aroma de los ríos, la fragancia de las tardes. Sueña disfrutar del sabor de la utopía: vivir con el aire moviendo los cabellos mientras se siente la arena en los pies. Hoy enrojecido, vetusto ya, siente que su desamparo le alivia más el fuego de sus carnes que la sangre fluyendo en su desconsolado corazón.
Nunca pensó que miraría su cuerpo repleto de llagas con nombre noruego. El dolor no aquieta la orfandad de saberse nada. Para él las horas son largos relojes derretidos, ¿verdad Salvador? Él se desgaja en pétalos sangrantes, mas escribe, en su memoria, entre cada hemisferio de sus tormentos; recita en sus recuerdos. Abandonado en el mismo pasar de los días. Hoy siempre será hoy.
La luna se ve tan lejos desde aquí… ¿no lo crees Federico?
Él miraba las olas, sus manos, puertos distantes de caricias, intentaban sostener la pluma de sus verbos, trazos en consonantes y vocales cantarinas, endecasílabos vitales que hablaban de tristezas, memorias de horas malas.
Miró la ventana. El viento se llevaba las esmeraldas en el abismo.