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julio 07, 2010

Invierno del Sur

Habita en su memoria. Desaprendido, fugaz en apariencia, surge en esta noche. El recuerdo de sus besos resuena y las caricias no se agotan en la nostalgia. Él dejó la sonrisa de sus labios en algún lugar de su cuerpo, ese que camina ahora bajo la lluvia pertinaz como buscándolo entre gotas inaprensibles. Ella salió a la calle para que los recuerdos la inundaran toda. Toma la vereda del dolor y tirita sintiendo su cabello pegado tanto como la pasión, aquella de viejos aguaceros. Es una noche hermosa bajo una tempestad de recuerdos. ¿Dónde estará? se pregunta ella. El agua le revuelve las ganas de tenerlo de nuevo como tantas veces con la llovizna de escenario. Bajo el frío de una sinrazón, llega a la esquina, se abraza a sí misma como queriendo rememorar esa brasa de deseo. Un chirrido metálico, un golpe seco, una huida. Con las manos extendidas en espera de su amante yace ella en su última postura, empapada de sangre en mitad de una noche lluviosa.