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octubre 31, 2010

Amor con B

Él llegó a mi vida hace algo más de un año. Habíamos sido una pareja, en toda la expresión. Me entregué a él y él me satisfizo por completo. Después de haber tenido malas experiencias con unos, ya dejados en el olvido, él llegó como una bendición. Gracias a su presencia constante, sentí que era mejor. No digo que soy más mujer, sino que me transformó en una mejor persona, y eso es definitivo en mí en esta etapa de mi vida.
Él me cambió para bien. Estaba atenta a los detalles, estaba sintonizada con los míos. Siento que me transformó enormemente. Él es fuerte, no tan bello, pero potente, y a mí eso ahora me importa mucho, quizá demasiado, lo sé. Estoy casi obsesionada con él. Es curioso, la primera vez que lo escuché estaba distraída y salté sorprendida por esa potencia de voz que llegaba a mis oídos. “¡Uy, caramba!” Solo atiné a decir muy quedo.
Pero los tiempos felices son breves. Hoy, ya él no está. Siento que no tengo vida. Lo perdí para siempre y por culpa mía. Soy una completa estúpida. Lo sé. No quiero siquiera recordar mi metida de pata, porque es eso, así, simplemente.
Te extraño: mi hermoso, mi cómplice, mi vida.
Perdí ayer a mi B.B. en una mesa del restaurant… ¿alguien lo vio?