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diciembre 16, 2010

Se fue con el viento

Fabiola tomó su cartera, se levantó y no volteó aunque él estaba sumido en llanto.
En el salón, quedaron cinco mesas vacías que solo tenían por compañía sus respectivas cuatro sillas, puestas patas arriba. En la mesa que ellos habían ocupado, dos copas a medio beber decantaban aquel final. Una, marcada por el color favorito de Fabiola: Autumn y la otra, astillada en la base. Los tintos permanecían inamovibles, como la tristeza que ahora sentía Octavio.
Afuera la ciudad se transparenta. Detrás, el murmullo de ánimas empeñadas en seguir pasando, abanican la decoración en technicolor. La banda sonora es solo una tonalidad, repetida hasta el cansancio: ¡te dejo!