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febrero 08, 2011

Cíclope

Quería un beso. No pedía nada más. Deseaba uno.
Esos que duran más de dos minutos. Esos que mojan la boca solo de pensarlo.
Uno que se detuviera en las comisuras y se extendiera gozoso por la extensión de ese desierto par.
Siquiera uno. No era mucho, ¿o sí? Pero no hay boca, no hay ganas.
No hay vuelo en parante, ni mariposas en benji. Vacío. Sequedad.
¡Ah Cortázar! Solo tú salvas el deseo de ser cíclope.
“Toco tu boca” otra vez en sueños.