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abril 05, 2011

Salam

Llegué a la verdad, escondida entonces en el entrepaño del misterio. Asco a media mitad.
Toda la podredumbre habitada en las orillas; se agotó, pensé. Simple marasmo, fuente continua. Mis creencias en comba crepitan. La fe se deshizo torva. Hoy tengo pusilánime figura.
Las calles se agolparon de muertos. Mil figuras danzaban entre pedazos de piernas y torsos a medio aparecer. Las arenas de otros tiempos cayeron haciendo un valle de lágrimas. Hombres con turbantes, mujeres de negro estricto tapaban restos de aquellas que fueron sus caras. Niños de arcilla dormían el sueño de antiguos reyes.
Un manto pétreo cubría vasijas, tiestos y panes. Enterrados entre un polvo rojizo quedaron el arroz y el yogur. El guiso de carne no pudo complacer a Alá. Mas la siniestra del destino comió esa noche, voraz.
Él no se quitó sus sandalias. No abrazó a sus hermanos. El santour lloró golpeado bajo la madera. El maestro sufí entendió el designio de Dios.
Dorood Tristeza.
Dorood-bar-to Muerte.Ya no habrá Salam. Solamente como despedida, Khoda hafiz a ti, Humanidad.