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mayo 28, 2011

Un ejercicio interrumpido

Ella se elevaba por encima del desprecio.
Le gritó a él dejando escapar millares de gotitas agrias. La lluvia del escupo fragmentó la pelea en rencores que se habían construido hace ya, un tiempo imposible para el perdón. Todo sucedió en el umbral de la puerta: ella afuera de la habitación, él adentro. Una frontera de desamor se agigantaba a partir de ese momento. No había más ruido que la ira agazapada en las gargantas.
No existía nada alrededor .