Hay
cosas ininteligibles.
No resulta fácil explicar esa sensación.
Un pequeño nudo,
así comienza,
leve,
una molestia al tragar,
suave,
apenas perceptible por tu
mente consciente,
pero allí está,
abajo,
profundamente lista a expulsarse.
Inunda
tú cara, lloras.
Desconsoladamente gimes,
quizá con algo de pena por ti,
por
esas lágrimas sin razón.
Pero todo es una apariencia
y ya estás llorando desde
tu inconsciencia que dice verdades.
No lo digo yo, pregúntale a Lacan.