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junio 15, 2015

Acuario

En el monasterio los maitines anuncian el amanecer.  La única referencia es la noche y el día, luz del sol, luz de luna. El tiempo pasa lento. Todos tienen su labor. Algunos vigilan que se hagan las cosas de manera precisa porque hay monjes intransigentes, escurridizos en el orden. A él, como a Urano, no le gusta ajustarse a las usanzas de viejos arcanos. Él es curioso, ha escuchado en la plaza al juglar hablar de otras tierras y de hombres que juegan con fuego y hacen experimentos en oscuras habitaciones.  A él le gusta innovar, atreverse. Le han dicho que debe dejar reposar como las oraciones en el ánima frágil. Es el encargado de las barricas y solo debe numerarlas con su ágil pulso de tinta. Pero su genio es otro y ya da muestras de excéntricas prácticas. Él tiene su propia sintonía, funciona en una frecuencia muy distinta a los demás.

Después del toque del Ángelus, él irá a las bodegas y seguirá su intuición, no importa cuánto estará arriesgando, pero está conminado a intentarlo, una fuerza dentro de sí lo impulsa. Va a llenar de aire el vino, es temerario, incluso le ha puesto nombre a su arte. En estas horas, para estos tiempos, nadie se hubiera atrevido, pero bajo su caperuza hierven ideas, quizá nunca lo divulgue, tal vez hasta pudiera dejarlo asentado en su diario. Está decidido, le va a llamar escanciar.