-

-

febrero 08, 2017

Vida con d de dispositivo


Duermo por fisiología simple.
Despierto y la vida existe al segundo de mi parpadeo, al segundo de activar mi dispositivo.

No me expongo. No deseo sentirme vulnerable, por favor... Gracias... Pero prefiero no conversar... Eso de mantener la mirada, la atención puesta a un timbre de voz, una cadencia en las palabras y una gesticulación me parece excesivo. No quiero procesar ideas de ida y vuelta. Asentar en modo amable, dibujar una mueca falsa. No. Oigo a discreción. 

Miro lo que salta de mi dispositivo y me activo, me conecto, soy parte. 
Pertenezco a una comunidad de fantasmas que toman fotos de su diario vivir: la inmediatez del sorbo, la sorpresa de la caída, la precisión de un gesto imperfecto. Así se van colando sonrisas y sonrío, es sencillo. Eso me basta. 

Las tristezas son códigos obsoletos. Inventos de mentes reducidas a geometría. 
Soy libre, en verdad, lo soy. Viajo donde quiero. Conozco en 360 º un nuevo paisaje cada vez. Disfruto de lo que otros comparten. Veo lo que comen, percibo la fragilidad de ese lugar, incluso conozco las miserias de otras vidas, básicas vidas de tres dimensiones.

Disfruto la bidireccionalidad del compartir. Eso sí significa anular tiempo y espacio. No hay virtualidad, ese también es un concepto inventado en otro siglo. Hay ubicuidad y es real, al menos en mí y en millones como yo, la hay. ¿No lo sabes? Abre la aplicación. Instala. 
Simple.

Olvido los símbolos. Los signos son convenciones. Prefiero estar fuera de los gérmenes del calor humano. Eso de la empatía surge de debilidades, hay que admitirlo de una vez. Prefiero los arriesgados, hacen videos que lo prueban. Los pulgares arriba así dan testimonio. 

Al cabo de las 24 horas, me voy a la cama a las 22 y duermo, sí, por simple fisiología. Al final soy humana. Pero mi dispositivo vigila mi sueño y mantiene activa la vida a la espera de mi innecesaria somnolencia. Estoy realmente viva cuando se enciende la pantalla... Ahora se oscurece, allí, bajo mi almohada, atento al desliz de mi índice.