-

-

mayo 08, 2020

La vida que fluye en Facebook

Debo confesar que paso por Facebook muy de vez en cuando.

Eso de andar fisgoneando la vida de mis amigos no me satisface mucho. No se me da estar horas viendo quién cambió de estatus, cuántas sentadillas hizo esa amiga de nalgas como roca; cuántas empanadas se comió a las 12 de la noche ese gordito adolescente que permanece en mi amigo cincuentón. No, no me interesa.

De hecho no entiendo mucho el porqué habría de admitir a gente que no es amiga mía en la vida real. Eso lo he dicho antes: amistades,  aquellas de los abrazos en tiempos prepandemia.

Y lo reitero esta red social solo me enlaza con mis afectos. Pero a veces resulta que Facebook viene a notificarme información que no esperaba...

Hace dos días me avisó que había muerto una querida alumna-amiga. Hoy me recuerda que estaría cumpliendo años uno de los amigos más queridos de mi hijo.

Esta red es, no sé, así lo siento hoy, la portadora de malas noticias y el apunte fidedigno de que la vida es una ratico.